No sustituir el fibrocemento: Un regalo «envenenado».

Confieso que durante los años que llevo dedicándome a la descontaminación y retirada de materiales con amianto, en bastantes ocasiones me he encontrado con personas (generalmente ajenas a los trabajos de desamiantado) que se acercaban a la obra en cuestión, y pedían llevarse algunas placas de fibrocemento o un depósito para agua, con el pretexto de que les vendrían muy bien para techar un pequeño almacén o para una casa que tenían, generalmente situada en el campo o a las afueras de su población.

Ni que decir tiene que cuando les explicaba con palabras sencillas y algunos ejemplos los riesgos derivados de la exposición al amianto, los individuos solían recapacitar y asentir dándome la razón y retractándose de su petición. También es cierto que ante la incredulidad de los que se acercaban a pedir ese “regalo envenenado” y que aún viendo con sus ojos las medidas preventivas aplicadas a este tipo de trabajos, me rebatían diciendo que «nosequién», amigo o familiar (o incluso ellos mismos), había estado siempre en contacto con el fibrocemento y no le había pasado nunca nada. Casi siempre tenía que recurrir a poner ejemplos de casos de afectados bastante mediáticos (Getafe, Cerdanyola, etc.) y a la vez explicar sencillamente lo que significa el período de latencia en las enfermedades relacionadas con la exposición al amianto.


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Últimamente, aunque haya pasado mucho tiempo, descubro que las cosas no han cambiado mucho en ese sentido y entre el colectivo de personas que merodean por las obras en busca de algo valorizable, sigo encontrándome en numerosas ocasiones con la misma insistente petición. La mayor parte de las veces llego a la misma conclusión: falta mucha información, son necesarias campañas de concienciación que necesariamente tienen que partir de la administración, y llegar a todos los estratos de la sociedad, de manera insistente y constante si se pretende solucionar este problema.

Pero quizás lo que más me sorprende es que pudiendo entender que esa información no llegue a toda la población, y mucho menos a aquella con menor nivel formativo y/o escaso interés por determinados temas, existe un profundo desconocimiento por parte de quienes supuestamente deberían tener más información y tienen la obligación / responsabilidad de plasmarlo en las memorias de los proyectos de cualquier obra de construcción.

Hace unas semanas llegó a mis manos un informe técnico relativo a posibles intervenciones sobre una cubierta de fibrocemento con amianto, en el cual se detallaban 4 posibles soluciones, y en ninguna de ellas se contemplaba la eliminación del fibrocemento. Evidentemente, la intervención que se pretendía llevar a cabo era debida al mal estado de la cubierta. Pero lo más grave es que entre las posibles “soluciones” ofrecidas (rellenado con mortero e impermeabilización con lámina asfáltica y/o teja, doblaje de la cubierta con panel sándwich, etc.) en ningún momento se señalaba la necesidad / obligatoriedad de aplicar la normativa vigente que regula los trabajos con riesgo de amianto (R.D. 396/2006), como si cualquiera de las 4 intervenciones propuestas no conllevará ningún riesgo: en todas ellas se transita sobre el fibrocemento, también se manipula e incluso para ejecutar correctamente alguna sería necesario taladrar las placas de fibrocemento, una aberración desde el punto de vista de la seguridad de los trabajadores).

En este caso, no sólo no eliminamos el problema de raíz, justo ahora que tenemos la oportunidad de hacerlo, sino que  el regalo envenenado lo dejamos bien envuelto. Así cuando haya que volver a intervenir en la cubierta, la sorpresa será mucho mayor. ¡Feliz negligencia!

Mario Jerez Martínez

INDAFER

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